Azufre y sangre. Es lo único que pudo sentir mientras se despertaba.
Algo le oprimía el pecho, le costaba respirar. Todo estaba oscuro. La boca le sabia a sangre y la cabeza le daba vueltas. No recordaba que día era, ni que año, ni que mes. Un ruido cerca suyo. Metálico. Intento mirar alrededor. Escuchó un susurro.
-Sweet...agh...joder...- reconoció la voz al instante. Un conjunto de imágenes borrosas invadieron su mente como un martillo. La explosión, la alarma, los gritos de pánico y la capitana. La capitana! Movió los escombros que tenia encima como pudo. Un rayo de luz se estampo en su cara revelando que seguían bajo suelo. Cuando se vio liberado al fin pudo comprobar de que no le faltaba ninguna pierna, tan solo algún rasguño. Se levantó a duras penas y examinó la habitación. Medio cuerpo de la capitana estaba debajo de una taquilla abollada. Aun respiraba gracias a dios. Sweet aparto la taquilla y movió con cuidado a la maltrecha capitana. Tenia heridas por todo el cuerpo.
- Capitana, me oye?- Ella gimió levemente de dolor. Abrió un ojo y miró a Sweet. En su magullada boca se dibujo una pequeña sonrisa.
- No eres tan inútil como pensaba, eh chico.- Con la ayuda de Sweet se incorporó en el suelo, apollandose en la basta pared de aquella sala.- Alguna salida posible?- Le costaba hablar. Sweet negó con la cabeza.- Joder...agh...- Las heridas les escocían. Sweet buscó entre los escombros y encontró una camisa rota. Intentó vendar como pudo algunas de las heridas mas graves.
- Que hacemos ahora capitana?
- Pensar. Pensar como cojones salimos de aquí sin que la radiación nos deje fritos.- Sweet miro horrorizado a la capitana.
-Rad-radiación?...- Tragó saliva.
- Que crees que a explotado, cabo? Te aseguro que una bengala no. Es cosa de los chinos, o quizás de Alemania. El medidor que hay en esta sala no se a estropeado, mira.- Señaló a la pared de enfrente, a una caja roja, como si fuera un termómetro.- Esta por la mitad, niveles medios. De momento estamos a salvo.
Estuvieron horas quitando escombros, siempre alerta del medidor. El cabo Sweet seguía sin entender porque habían atacado con bombas nucleares.
La puerta de la sala, la única puerta, estaba en buen estado, mas o menos. Con la ayuda del cabo la capitana pudo levantarse. Salieron de la sala, cautos.
- La explosión no a afectado a todas las zonas de la base. Deberíamos encontrar unos trajes anti-radiactivos, medicinas y armas. No nos podemos quedar aquí.- El cabo asintió. Pero lo que tenían ante sus ojos era espantoso. Todos los soldados estaban muertos. Aplastados por escombros o muertos instantáneamente por el golpe de radiación. Miembros esparcidos. Sangre y mas sangre. El cabo no pudo aguantar y vomitó. La capitana miraba a sus compañeros. Joder. Era lo único que pensaba. Todos aquellos soldados estaban de permiso porque se iban a sus casas por Noche Vieja. La capitana dio un puñetazo a la pared mas próxima, de rabia. Le dio un golpecito de animo a Sweet, este asintió, limpiándose la boca e intentando no mirar a sus compañeros muertos.
Llegaron a lo que quedaba de la infermeria y cogieron todo lo que podían acarrear, vendas, morfina,etc.
- Deberíamos intentar llegar al despacho del mariscal, quizás tenga documentos secretos o algo que nos diga porque a pasado esto.- Comentó la capitana. Sweet acabó de coger medicinas y siguió a la capitana.
Sortearon escombros y cadáveres hasta llegar a lo que quedaba del ascensor principal. Con la ayuda de un equipo de escalada que habían encontrado bajaron hasta el ultimo nivel del bunquer.
- No me gustan las alturas.- Susurro la capitana mientras se quitaba el arnés de escalda. Sweet escucho su comentario y sonrio. Al fin y al cabo la capitana era humana.
La puerta del despacho del mariscal era de un metal pulido. Estaba intacta, como si nada hubiera sucedido. La capitana saco una tarjeta de la mochila y la paso por el identificador. No sucedió nada. Volvió a intentarlo. Nada. Sweet y la capitana se miraron, cargaron las pistolas reglamentarias y apuntaron al panel. Dispararon hasta que el panel fue reducido a chatarra. La puerta emitió un chirrido y se empezó a abrir.
- No me gusta la tecnología.- Comento Sweet. La capitana se rió y entro en el despacho con una sonrisa en la boca. En seguida se le borro de la cara. Sweet entró y se quedo igual de pasmado que ella: el cuerpo sin vida del mariscal reposaba en la silla en medio de la habitación. Se había pegado un tiro.
La capitana avanzo hacia la mesa, manchada de sangre y examinó los papeles de encima. Sweet examinó al mariscal. Nunca lo había visto en persona, pero era tal y como se lo imaginaba: alto, mayor y con muchas cicatrices. Un hombre que había sido una leyenda estaba ahora en aquella silla, sin vida. Sweet miro a aquellos ojos grises que antaño habían visto tanta guerra.
La capitana cogió uno de los portafolio de encima de la mesa.
- Proyecto B.O.B...- Susurró, mientras hojeaba los documentos.- Esto es alta tecnología, pero no entiendo estas formulas.- Le dio el documento a Sweet.- Haber que puedes decirme de estas formulas.- Sweet revisó el documento.
- Son las formulas del oxigeno, dióxido de carbono y el agua. Hay datos sobre radiación y de como controlarla mediante...- Sweet se quedo callado un momento mientras sus ojos repasaban las ultimas lineas del documento.- Esto es... es imposible.
- Que pone?- La capitana se acercó a el.
- Según esto, hace un año de empezó a construir una maquina capaz de eliminar por completo cualquier signo de contaminación radioactiva. También era capaz de generan oxigeno en grandes cantidades para purificar una zona de 2 km de diámetro. Es, sencillamente increible al igual que imposible. Tendria que ser una tecnologia superior a la nuestra, ademas con esta maquina se podrían colonizar planetas en un par de semanas.
- Cual es el problema entonces?
- Se suspendió por bajos fondos y aparte alguien movió los hilos para que no se continuara el proyecto.
- Algún empresario que no querría perder dinero al fin y al cabo si esta maquina funcionase resolvería muchos problemas medioambientales y las empresas industriales se irían a la banca rota.
- No es solo eso.- Abrió el porta folios y saco un expediente. Se lo mostró a la capitana.- Este es el doctor Mikail. Licenciado en física y en nano tecnología. Fue suspendido del proyecto porque según esto, robo un artefacto muy peligroso que formaba parte del núcleo de la maquina, la Matriz. Este artefacto contenía una bacteria que había sido fusionada con partículas radioactivas, creando una especie de virus.
- Virus? genial.- Sweet siguió leyendo.
- Faltan documentos. Teóricamente tendría que haber un registro medico sobre los efectos de este virus.
- Quizás se los llevo el doctor.
- Imposible. El doctor hace 7 meses que murió. Causas no identificadas.
- Quizás el virus lo mato.
- El fue quien empezó las fusiones así que es muy probable que se le fueran de las manos.- Cerró el portafolios y lo metió en la mochila mientras revisaba otros.
- Algún otro dato importante?
- Hades. Es lo ultimo que pone. Puede que sea el nombre del virus.- La capitana miró el mapa táctico del mariscal. Había una equis marcada a pocos centímetros de la localización del bunquer. Las iniciales del proyecto B.O.B estaban resaltadas con sangre.
- Creo que deberíamos ir a esta localización. Coja el mapa cabo, nos vamos.- Sweet asintió. La capitana se apolló en el marco de la puerta con una mueca de dolor.
- Está bien capitana?.- Ella asintió.- Será mejor que descanse, se le podrían abrir las heridas.
- No importa Sweet, vayamos, empieza a oler mal.
Se colocaron los arneses y subieron por el conducto del ascensor. Con la ayuda de Sweet, consiguieron subir hasta el piso del hangar. Los pasillos aguantaban pero tenían que encontrar trajes anti-radioactivos cuanto antes. Recogieron la armas en buen estado de algunos de sus compañeros caídos y se pusieron los trajes anti-radiactivos de las cajas de seguridad de lo que hace unas horas habían sido los vestuarios. La capitana le reguló el medidor de Rad a Sweet sin mirarle a los ojos. Entonces le miró directamente, a través del plástico del casco.
- Vamos a salir de aquí y investigaremos que coño a pasado y que es eso de Hades.- El cabo asintió sin decir palabra.
Llegaron al hangar donde solo hace un par de horas estaba lleno de movimiento y ruido. Ahora no era mas que un cementerio. Algunos coches y camiones estaban debajo de los escombros. Inutilizables. Sweet revisó los motores. Ninguno funcionaba.
- Si pudiera arreglar alguno iríamos mejor. Siempre va bien saber un poco de mecánica.
- No llevamos mucho peso así que no importa.- Le contestó la capitana mientras se dirigía al panel de control. La capitana abrió la caja de mando al lado del panel de la
compuerta principal del hangar, arrancó varios cables y unió otros. La puerto hizo un chirrido escandaloso y se empezó a abrir. Leves rayos de luz incidían en el destrozado hangar. La capitana y Sweet avanzaron lentamente hacia la salida. Cuando pisaron la árida tierra del campamento y una brisa caliente movió lo que quedaba de unos matojos, la capitana y el cabo no podían concebir lo que tenían delante de sus ojos: La ciudad K-12, una de las ultimas colonias construidas en aquel desierto, estaba sumida en un caos de devastación, metal roto y humo. estaba totalmente destrozada. solo algunas casas habían quedado en pie, o al menos una o dos paredes de estas. La onda expansiva de la explosión había sido catastrófica.
- Que hora es cabo?.- Preguntó la capitana rompiendo el silencio. Sweet miro el reloj del medidor Rad.
- Las...las 10 a.m capitana.
- Día?
- Uno, uno de enero.- El cabo miro extrañado a la capitana que empezó a avanzar.- Capitana?
- Avancemos cabo, es mejor así.- Sweet la siguió sin decir nada pero entonces ella se giró y lo miró. El sol se reflejaba en el plástico de su casco y no podía ver como lo estaba mirando la capitana.
- Sweet...
- Si, capitana?.- Ella se acercó, posó su mano enguantada sobre su hombro.
- Feliz año nuevo.